lunes, 18 de abril de 2011

licenciatura no registrada en la SEP

FRAUDE DE LA SEP

Señores: Acudo a ustedes porque ya no sé a quién más recurrir, o qué más tengo qué hacer para que mi voz sea escuchada y mi denuncia atendida. Quizá me impulsa la esperanza de que entre ustedes, servidores públicos, haya alguien recto, cabal y con capacidad de respuesta. Soy una de los más de 120 maestros defraudados por la SEP, concretamente por la Escuela Normal Rural Miguel Hidalgo de Atequiza (misma que tiene más de 70 años de existencia). En ella cursé la licenciatura en Educación Secundaria con especialidad en Telesecundaria del 2000 al 2004, sin imaginar que ésta nunca fue registrada ante profesiones. A las autoridades de la Normal “se les olvidó hacer el registro” y a las de Educación Normal del estado de Jalisco “Se les olvidó pedirle a dicha escuela que realizaran el trámite para poder ofertar la carrera”. Años después de haber egresado nos entregaron títulos (sólo a dos generaciones) firmados por Guillermo Martínez Mora y por Ramírez Acuña; la SEP expidió títulos de una carrera que legalmente no existe.

No hemos podido tramitar nuestra cédula simplemente porque al no estar registrada la licenciatura, legalmente nosotros jamás estudiamos. ¡Imagínense la gravedad del asunto! Estamos en el 2011, han pasado ya siete años desde que egresé, desde que la Normal de Atequiza en complicidad con Educación Normal cometieron esa terrible negligencia u omisión que hoy nos tiene afectados a tantos profesores, ¡y nadie quiere responsabilizarse del asunto!

Personalmente y en repetidas ocasiones he acudido a la Normal de Atequiza, a la SEP y a Educación Normal sin éxito. En esta última instancia sólo me han dado largas y se han dedicado a mentir afirmando cínicamente que ya tomaron cartas en el asunto, que el trámite ya se encuentra en México desde el 2008 y que está por resolverse; pero es mentira. Tanto la DGESPE como el Registro General de Profesiones aseguran lo contrario “Que ante ellos no se ha hecho ningún trámite por parte de Educación Normal del estado y que si así hubiese sido la resolución se hubiera efectuado en seis meses máximo”. En mi desesperación acudí recientemente a los medios de comunicación para denunciar públicamente el caso y a los tres días de que mi denuncia fuera difundida apareció la directora de Educación Normal ejerciendo su derecho de réplica. La señora juró ante las cámaras que ya habían realizado el trámite, mostró un expediente “supuestamente enviado ya”, se defiende diciendo que “la Normal de Atequiza da la cara”, que el que la licenciatura no exista legalmente no es impedimento para concursar por una plaza (que ya hay varios de los egresados trabajando para la SEP) que no hay problema –porque se trata de la misma SEP– para que los estudios de maestría (de quienes hemos seguido preparándonos) nos sean validados, ¡imagínense nada más el descaro de estas personas! Y yo pregunto: ¿qué hay de los que no trabajamos para la SEP? El punto aquí es que trabajemos para quien trabajemos, como ciudadanos profesionales tenemos derecho a que se nos entregue la documentación que avala legalmente que cursamos la Educación Superior, es decir, nuestra cédula profesional, certificado y título debidamente legalizados.

Sobra decir el viacrucis que ha significado este problema para muchos de los que no trabajamos para la SEP: oportunidades de trabajo perdidas, la no validez de los estudios de maestría, gasto de tiempo, dinero y esfuerzo tratando de que “alguien” nos escuche. ¿Qué hacen estas personas en puestos donde no tienen capacidad de solucionar un problema? ¡Si no pueden que renuncien! Y más aún, un problema que ellos generaron por hacer mal su trabajo. Visto está que la Normal de Atequiza no piensa hacer nada por enmendar su error, ni ellos presionan a Educación Normal, ni ésta los presiona a ellos. Tampoco hay nadie en la SEP que presione a las dos instancias mencionadas para que hagan su trabajo, por el que además les pagan con nuestros impuestos. No hay nadie que le exija a Educación Normal que diga cuándo va a estar soluciando el asunto, que los haga comprometerse a resolver en tiempo y forma. No basta con las justificaciones de esa gente, que digan cuándo van a resolver, que dejen de mentir. Por eso recurro a ustedes, señores, porque ya no sé que más tengo que hacer para que alguien obligue a la SEP a responder por este fraude. Lo último que hice fue interponer una queja a nivel federal por el asunto; pero sé que en este país se necesita más que eso para ser escuchado, para que el secretario de Educación me incluya en su apretada agenda. Ojalá que esta carta encuentre eco en alguno de ustedes y que a través de su mediación pueda ser atendida esta demanda ciudadana. Muchas gracias, me despido en espera de una respuesta favorable y es grato enviarles un cordial saludo.

Bárbara Molina González